Nada – Carmen Laforet

<<Tal vez – pensaba yo un poco ruborizada – ha llegado hoy ese día.>> Si los ojos de Pons me encontraban bonita y atractiva (y mi amigo había dicho esto con palabras torpes, o más elocuentemente, sin ellas muchas veces), era como si el velo hubiese caído ya.

<<Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz.>> No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad…

De modo que me escapé de la casa de la calle de Aribau y casi tuve que taparme los oídos para no escuchar el piano al que atormentaba Romàn.

Deja un comentario